Los Gobiernos Democráticos (1979-2000)
Introducción
1. La legislatura de UCD y el fin del gobierno de Suárez
(1979-1981)
2. La etapa del PSOE de Felipe González (1982-1996)
3. Los gobiernos del PP de Aznar (1996-2004)
4. Conclusión
Introducción
La
última etapa de la Historia Contemporánea de España se inició una vez aprobada
la Constitución de 1978 y se desarrollará hasta el presente, aunque en el desarrollo
de este tema está fijado como límite los inicios del siglo XXI.
A este periodo que va
desde 1979 hasta el año 2000 se le da el nombre de los Gobiernos Democráticos o
la monarquía de Juan Carlos I a través de sus gobiernos. Tiene tres fases o etapas:
el gobierno de UCD (1979-1982), la etapa del PSOE de Felipe González
(1982-1996) y los gobiernos del PP (1996-2004).
En el contexto
internacional continúan
los efectos de la crisis del petróleo de 1973, se inicia la invasión de Afganistán
por parte de la URSS, continúa el conflicto árabe-israelí, y con la caída del
muro de Berlín en 1989 se inicia el proceso final de la Guerra Fría.
Los
elementos que caracterizan a este periodo son: el fin del consenso político
que marcó la Transición, dando lugar al bipartidismo PSOE y PP.
Otro aspecto destacado es la crisis económica que se reflejará en una alta tasa
de paro, siendo este uno de los problemas que se mantendrán hasta nuestros días.
Otro aspecto negativo, y que fue una constante durante todo este periodo, fue el
terrorismo de ETA.
También
hay que destacar la integración de España en organismos internacionales como la
OTAN y la CEE, que le darán un nuevo papel en las relaciones internacionales y
marcará una nueva política exterior, siendo España uno de los países más
activos para la creación de la Unión Europea. Por último, hay que señalar
también que se produce el pleno desarrollo del Estado del Bienestar y se
establecerá el Estado de las Autonomías, entre otros aspectos.
1. La legislatura de UCD y el fin del gobierno de Suárez
(1979-1981)
Aprobada
la Constitución de 1978 surgió el debate de continuar con la composición de las
Cortes actuales o convocar unas elecciones generales para establecer el primer
gobierno democrático constitucional, ya que el objetivo de las Cortes de 1977 se
había cumplido. Adolfo Suárez acabó con la discusión disolviendo las Cortes
y convocando unas elecciones generales para el 1 de marzo de 1979.
El triunfo correspondió a
UCD, pero en las elecciones
municipales (celebradas 3 de abril) la izquierda conquistó los principales
ayuntamientos del país mediante una alianza entre el PSOE y el PCE, el
objetivo era desplazar a UCD y que la izquierda obrera fuese imponiéndose una vez
cumplido el objetivo de la Transición.
Pese
al triunfo de esta alianza, Felipe González forzó un giro político en el
PSOE tras la celebración de su XXVIII Congreso (mayo de 1979), abandonando el
marxismo como ideología oficial y configurándose como un partido de izquierda
moderada para poder aspirar al poder en unas próximas elecciones.
En 1979 se inició un proceso
de deterioro político que acabó definitivamente con el consenso político y que culminará con el intento de golpe de Estado de 1981. Diversos factores explican esta crisis
política:
- La brutal campaña
terrorista de ETA
(172 muertos entre 1979-80).
- Militares de extrema
derecha
iniciaron contactos para preparar un golpe de Estado (operación
Galaxia). Los motivos de los golpistas eran: el rechazo a la Constitución
de 1978 en lo que se refiere a las autonomías, la legalización del PCE y la
indiferencia del Gobierno ante los atentados terroristas.
- El inicio por parte
del PSOE de una dura campaña de oposición al gobierno exigiendo una moción de censura.
- La aprobación de los
Estatutos de Autonomía de Euskadi y Cataluña (1979) y las consiguientes elecciones
autonómicas que dieron mayoría a Convergència i Unió (Jordi Pujol) y PNV
(Garaikoetxea).
- La crisis interna de
UCD que se produce por las divisiones propias de un partido que había nacido de
forma artificial.
Los enfrentamientos entre Suárez y varios miembros de su propio partido eran
constantes por la actitud que debería tomar UCD a partir de ahora, ya no era el partido de la Transición.
Todos
estos factores precipitaron la dimisión de Suárez (29 de enero de 1981),
que renunciaba a la dirección de la UCD. Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) fue
designado candidato a la presidencia. Tras no obtener la mayoría suficiente en
una primera votación de investidura, se fijó para el día 23 de febrero una segunda
votación.
El golpe de estado del 23-F
En
este acto de investidura un grupo de guardias civiles, comandados por el Teniente
Coronel Tejero, entraron en las Cortes y secuestran al Gobierno. El Capitán
General de Valencia, Milans del Bosch, decretaba el Estado de guerra.
El segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército, Alfonso Armada, era otro
de los principales golpistas.
El
golpe no contó con el apoyo unitario del ejército. La labor de algunos
militares como el Capitán General de Madrid (Quintana) fue clave para
abortar el golpe. El momento decisivo llegó en la madrugada cuando el rey se
dirigió a los ciudadanos (RTVE) explicando las órdenes que había transmitido a
los altos cargos militares de sumisión al orden constitucional y los apoyos
internacionales con los que contaba. Este acto supone la culminación de la
transición política en España.
El gobierno de Calvo Sotelo (1981-1982)
Este
periodo estuvo marcado por la desintegración definitiva de UCD,
la aprobación de la Ley del Divorcio (oposición de la Iglesia) y el
escándalo del envenenamiento masivo por aceite de colza.
El 28/02/81 se realizó
el debate y aprobación del anteproyecto de Estatuto de Andalucía y
el 20/10/81 el Estatuto es aprobado en referéndum popular. Otros
estatutos que se aprobaron este año fueron el de Asturias, Cantabria y Galicia.
En
1982 Calvo Sotelo, con la oposición de los partidos de izquierda, hará
que España ingrese en la OTAN. El PSOE prometió un referéndum popular si
ganaba las elecciones de octubre para que España saliera
de la OTAN.
En octubre de 1982, ante la debilidad del
Gobierno, Calvo Sotelo convocó elecciones. El PSOE consiguió un triunfo
arrollador, obteniendo la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
El proyecto de «cambio» de Felipe González había superado a una UCD
que casi desapareció tras las elecciones, siendo sustituida por AP
(Manuel Fraga) como principal partido de oposición.
2. La etapa socialista de Felipe González (1982-1996)
El primer gobierno socialista (1982-1986)
En
esta primera legislatura, el Gobierno tuvo que hacer frente a una difícil
situación económica: aprobó un estricto plan de estabilización económica
que implicó un proceso de reconversión industrial (cierre de
industrias 1985). Estas medidas provocaron el desconcierto entre los sindicatos (UGT
y CCOO) por el aumento del paro, pero permitieron sanear la economía
española. También tuvo que hacer frente a una dura campaña terrorista de
ETA y a la vez reformar el ejército para acabar con el peligro
del golpismo. Esta reforma fue uno de los grandes éxitos del gobierno
socialista.
Medidas de carácter
social fueron:
Ley de Reforma Universitaria que concede una amplia
autonomía a las universidades; Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE)
que establece la
enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años para así acabar con
la inseguridad ciudadana ejercitada en su mayoría por menores. También se realizó
la despenalización parcial del aborto.
Con estas reformas no pretendió romper el
entendimiento con los poderes económicos e institucionales (Banca, Iglesia y Ejército), ya que necesitaba su apoyo. La mayor presión
la recibió de los sindicatos, aunque el gobierno consiguió pactar con
ellos (UGT). La política gubernamental de pactos reducía el
campo de maniobra (críticas) de la oposición política (AP de Fraga).
Al
final de la legislatura Felipe González cambió radicalmente su postura sobre
la OTAN. Mantuvo su promesa de convocar un referéndum, pero ahora
solicitaba la permanencia, era consciente de la necesidad de permanecer en la
estructura militar que lideraba EEUU para mantener así sus relaciones con este
país. El triunfo de la postura defendida por González en el referéndum marcó
su liderazgo político en España.
En
estos años acabó por diseñarse el mapa autonómico español con la
aprobación de diversos estatutos de autonomía (Castilla
y León, Castilla La Mancha, Canarias, Valencia, Aragón, Murcia, La Rioja, Extremadura,
Baleares y Madrid).
La adhesión de España a la Comunidad Europea
El
deseo de integración en la CEE se convirtió en realidad gracias al desarrollo de la democracia. En 1977, Suárez presentó al Consejo de
Ministros de la CEE la solicitud de ingreso y tras una opinión favorable se
iniciaron las negociaciones en 1979, pero en 1982 se hallaban bastante
paralizadas.
Los socialistas (Fernando Morán) estrecharon sus relaciones con los países comunitarios que se oponían a nuestro ingreso (Francia y el Reino Unido) y con aquellos que desempeñaban un papel fundamental en el proceso de nuestra integración (RFA). En la Cumbre Europea de Stuttgart (1983), la RFA condicionó la ampliación del presupuesto comunitario a la reforma interna de la Comunidad y al ingreso de España y Portugal. El 12 de junio de 1985, España firmaba el Tratado de Adhesión a la CEE (Portugal también lo hizo ese día), y las Cortes lo ratificaron sin ningún voto en contra. El 1/1/1986 España forma parte de la Europa de los Doce.
La segunda legislatura socialista (1986-1989)
En 1986, el PSOE volvió a ganar las elecciones por mayoría absoluta, propiciando la crisis entre sus opositores AP y PCE. Parte del PCE se asoció con diversas fuerzas menores configurando IU (Izquierda Unida) en 1986 (IR, PASOC y el PCPE). En Cataluña se denominó Iniciativa per Catalunya (IC). En 1986 Manuel Fraga dimitió como presidente de AP y Hernández Mancha ocupó su lugar (1987).
Los
servicios educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable,
siendo sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera
vez se podía hablar de un Estado del Bienestar pleno en España. También se acordó el modelo de financiación de las CCAA.
El
crecimiento económico y las medidas liberalizadoras (precios de consumo de productos básicos y energéticos) del gobierno aumentaron
las diferencias entre los diversos grupos sociales. Los sindicatos CCOO y
UGT organizaron una huelga general (14 diciembre de 1988) en contra
del PSOE, rompiendo así la política de pactos de la etapa anterior. El país se
paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada parcial de su programa
liberalizador.
En 1988 se firmaron los Pactos de Madrid
y Ajuria Enea como respuesta política de las fuerzas democráticas al
terrorismo de ETA. Es el primer acercamiento con las fuerzas políticas vascas para
que se comprometan a luchar contra ETA.
La tercera legislatura del PSOE (1989-1993)
El
PSOE volvió a ganar por mayoría absoluta, aunque con un fuerte descenso en
el número de votos, resultado de las críticas de los sindicatos UGT y CCOO
por la política liberalizadora de la legislatura anterior.
Las dificultades de AP para ganar las elecciones
agravaron sus problemas internos (diferencias ideológicas). En 1989 se
reestructura la derecha liberal y nace el PP liderado por José María Aznar.
En
esta tercera legislatura, España celebró los JJOO de Barcelona y la Expo
de Sevilla (1992), mostrando una imagen de país moderno muy diferente a la de la España franquista.
Sin
embargo, la recesión económica mundial iniciada a principios de los
noventa provocó una crisis económica que tiene como consecuencias el aumento
de la inflación y del paro. Para hacer frente al incremento del gasto público,
los socialistas llevaron a cabo una notable subida
de los impuestos (protestas sociales).
La
LOGSE (1990), que pretendía adecuar la educación a los cambios que
habían tenido lugar en España y homologar la enseñanza española a los sistemas
educativos de la UE, recibió numerosas críticas por parte de amplios
sectores de la población. Es un factor más que explica el descenso del
número de votos del PSOE en las siguientes elecciones.
La
crisis económica fue la antesala de numerosos escándalos de corrupción
(Juan Guerra, caso Roldán y
FILESA) que afectaron al gobierno socialista y a la imagen de su líder Felipe
González.
Otro
de los grandes problemas del PSOE fue el escándalo de los GAL.
Grupo formado por expolicías y mercenarios que con la complicidad de cargos del
gobierno llevó a cabo una «guerra sucia» contra ETA. Estos
fueron los argumentos principales que emplearon el PP (Aznar) e IU (Julio Anguita) para
desarrollar una durísima campaña de oposición común contra el PSOE con el
objetivo de acabar con hegemonía.
En política exterior España
intervino en la Guerra del Golfo, en el despliegue militar de la Guerra de
Bosnia y fue anfitrión de la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio (1991).
La cuarta legislatura (1993-1996)
El
PSOE volvió a vencer, pero sin mayoría absoluta, por lo que
necesitó los apoyos parlamentarios de CiU, PNV y Coalición
Canaria.
Los casos de corrupción, las críticas sociales, la subida de impuestos y la
oposición de PP e IU motivaron esta situación.
Los
socialistas carecían de un proyecto político renovado. El Gobierno
dedicó sus esfuerzos a luchar contra la crisis económica para situar a España
en la Europa del Euro. España había participado activamente en la
creación de las bases de la UE y no podía fallar ahora. El PSOE pactó con
CiU una política de ajuste y rigor presupuestario para cumplir
los acuerdos de Maastricht.
Las
dificultades económicas, los escándalos (juicio de los GAL) y la dura campaña
de la oposición (PP e IU) obligaron a Felipe González a convocar elecciones
generales sin agotar la legislatura, tras negarle Jordi Pujol (CiU) el
apoyo para aprobar los presupuestos generales de ese año.
3. Los gobiernos del PP de Aznar (1996-2004)
El
PP de Aznar no consiguió mayoría absoluta y tuvo que pactar con
las minorías nacionalistas y regionalistas para formar gobierno
(CiU, PNV y CC). El giro hacia la derecha se confirmó con las victorias del PP
en las elecciones autonómicas y municipales. El ciclo socialista bajo el
liderazgo de Felipe González había tocado su fin tras las elecciones del 3
marzo de 1996.
Aznar
centró sus esfuerzos en realizar una política económica que redujera
el déficit público y reactivara la actividad económica privada. El objetivo
era cumplir los «criterios de convergencia» establecidos en Maastricht
(1991-92) y que una vez alcanzados permitirían a España unirse a la Europa del
Euro. La política económica fue un éxito (Rodrigo Rato). La
actividad económica se reactivó, el paro descendió y el saneamiento de la
economía llevaría a España a cumplir los acuerdos de Maastricht en 1999.
El gobierno aceleró el proceso de privatización
de empresas públicas (Repsol, Endesa, Telefónica...) y prosiguió la liberalización
de los mercados del gas, electricidad y petróleo, medidas que no fueron
bien acogidas por todos.
El
terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en el
verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco,
que provocó la unión de todas las fuerzas políticas contra ETA «espíritu de
Ermua». El gobierno de Aznar, con el apoyo de los socialistas, se lanzó
decididamente a una política de dureza contra ETA y con el entorno nacionalista
(Euskal Herritarrok).
La reacción abertzale fue el Pacto de Lizarra-Estella (1998): acuerdo de todas las fuerzas nacionalistas vascas para acabar con esta situación ya que ETA estaba perjudicando sus intereses y no podían consentir que la sociedad vasca los siguiera vinculando a ETA. Unos días después ETA declaró una tregua indefinida y sin condiciones. Los contactos secretos entre el gobierno de Aznar y ETA no dieron ningún resultado, en 1999 se produjo el fin de la tregua.
La política exterior de los populares se
asentó sobre las bases políticas anteriores. En 1997 España se incorporó
plenamente a la estructura militar de la OTAN y en 1999 participó en la Guerra
de Kosovo.
Las elecciones del 2000
Las
elecciones de este año dieron la mayoría absoluta al PP. En 1998 el PP inició un
giro político hacia el centro y esperó que la buena coyuntura
económica diera sus resultados en las elecciones generales.
Felipe
González anunció en 1997 su decisión de no continuar como secretario general
del PSOE, siendo el exministro Joaquín Almunia el que ocupe este cargo,
la lucha interna por obtener este puesto (Almunia-Borrell) debilitó aún más al PSOE para las elecciones.
Para marzo de 2000 fueron convocadas las elecciones. El avance del PP y la derrota de los socialistas provocaron la dimisión de Joaquín Almunia (una Comisión del PSOE coordinada por Chaves se hizo cargo del partido).
La mayoría
absoluta le sirvió al PP para gobernar cómodamente. Iniciaron una
serie de reformas en el terreno educativo (Ley de Calidad de la
Enseñanza) y laboral (Ley de Contratación Laboral, Ley de
Extranjería...) que provocaron protestas sociales (huelga general de
2002). Las relaciones entre el gobierno de la nación y el PNV por el
Estatuto Vasco (Plan Ibarretxe) alcanzaron una gran tensión política.
También produjo gran
tensión social la
catástrofe del Prestige y el apoyo a la intervención militar de
EEUU en Irak (2003), que perjudicó el alineamiento tradicional de
España con la Europa Occidental (Alemania y Francia). La falta de diálogo
del Gobierno ante las protestas multitudinarias en contra de la Guerra
de Irak, la mala gestión ante el desastre del Prestige, el accidente
aéreo de Yak 42, las vacas locas, el Plan Hidrológico Nacional,
la nueva reforma laboral, entre otros, fueron los factores desencadenantes de
la crisis de Aznar y del PP.
La
postura inicial del Gobierno ante los atentados del 11-M provocaron su derrota
en las elecciones que se realizaron ese mismo fin de semana. Tras el triunfo
del PSOE en las elecciones generales del 14-M de 2004 su líder, José Luis
Rodríguez Zapatero, ocupará la presidencia del gobierno de España hasta
2011.
Conclusión
El final
del consenso político que caracterizó la Transición provocaría la dimisión de Adolfo
Suárez. Aprovechando este desconcierto y teniendo en cuenta las causas que lo
rodearon, se produjo un intento de golpe de Estado que demostraría con su
fracaso el apoyo incondicional del país a la democracia, la Transición había
finalizado
El ingreso de España en la CEE supondrá un
cambio significativo en la vida política, económica y social del país, cambios
que se harán más relevantes con la aparición y desarrollo posterior de la UE.
El
problema del terrorismo de ETA, que fue una constante durante todo este periodo,
llegará a su final con el cambio de siglo debido al rechazo de toda la sociedad
española en general, incluyendo a la sociedad vasca, pero el factor más
decisivo fue la condena de las fuerzas políticas mayoritarias del País Vasco a
ETA.
El
bipartidismo que se impuso en España tras las elecciones de 1982 entre PSOE y
PP, se romperá en la segunda década del siglo XXI, debido en gran parte a la
corrupción política que se generó en las etapas finales del gobierno del PSOE
de Felipe González y la segunda del PP de Aznar.
La
crisis económica iniciada en 2007 y la corrupción política provocó la aparición
de un movimiento de indignación social hacia la clase política española al que
se denominó 15M, movimiento que generó la aparición de nuevos grupos políticos
que desestabilizaron el bipartidismo de PSOE y PP en la segunda década del siglo XXI.