Manifiesto de Primo de Rivera
Al país y al Ejército:
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único —aunque débil— freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien,
ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u
hombres
civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas,
que, sin
poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril
a que nos lancemos por España y por el Rey.
Este
movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente
caracterizada,
que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria
preparamos.
Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!
No tenemos
que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone.
Asesinatos
de prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y
obreros;
audaces e impunes atracos; depreciación de la moneda; francachela de millones
de gastos
reservados; sospechosa política arancelaria [...] porque quien la maneja hace
alarde de
descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando por pretexto la
tragedia
de Marruecos; incertidumbre ante este gravísimo problema nacional;
indisciplina
social, que hace al trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción
agraria e
industrial; impune propaganda comunista; impiedad e incultura; justicia
influida
por la política; descarada propaganda separatista.
La Vanguardia, 23 de septiembre 1923.
Decreto de suspensión de la constitución
“Excmo. Sr. En uso de las facultades que me
confiere el Real Decreto de esta fecha.
Vengo en disponer lo siguiente:
Art. 1.° Se suspenden temporalmente en todas
las provincias del Reino las garantías expresadas en los artículos 4.°, 5.°,
6.° y 9.° y párrafo primero, segundo y tercero del artículo 13 de la
Constitución.
Art. 2.° Se confirma el estado de guerra
declarado por los capitanes generales de las regiones de Baleares y Canarias,
cesando desde luego en sus funciones los gobernadores civiles de todas las
provincias (…).
Art. 3.° Lo sueldos consignados en los
presupuestos para los gobernadores civiles quedarán en beneficio del Tesoro
(…).
Dios guarde a Vuecencia muchos años. Madrid,
15 de septiembre de 1923.
El Presidente del Directorio Militar, Miguel
Primo de Rivera y Orbaneja. Señor”.
Gaceta de Madrid, 17 de septiembre de 1923
CARTILLA DE LA UNIÓN PATRIÓTICA
Decidme:
¿Qué es la UNIÓN PATRIÓTICA?
La UNIÓN PATRIÓTICA es una Agrupación de
españoles que procuran distinguirse en el cumplimiento de sus deberes.
(...) ¿Cuáles son los deberes patrióticos?
El conocimiento y la divulgación de las
glorias y del valor histórico de España. […] La defensa de su unidad nacional.
[…] El sacrificio personal para defender la Patria contra sus enemigos
exteriores e interiores.
¿Cuál es el origen de la UNIÓN PATRIÓTICA?
La santa rebeldía del alzamiento militar que,
bajo las órdenes del general Primo de Rivera, salvó a España de su inmediata
ruina.
Es la UNIÓN PATRIÓTICA un partido político?
No es un partido político; es una
organización ciudadana...
Unión Patriótica, Madrid nº 38, 1-4-1928
El error Berenguer
El Sol, 15 de noviembre de 1930
No, no es una errata. Es probable que en los
libros futuros de historia de España se encuentre un capítulo con el mismo
título que este artículo. El buen lector, que es el cauteloso y alerta, habrá
advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino
el objeto. No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario
(…). Son otros, pues, quienes lo han cometido y cometen; otros toda una porción
de España, aunque, a mi juicio, no muy grande. Por ello trasciende ese error
los límites de la equivocación individual y quedará inscrito en la historia de
nuestro país. (…) La Dictadura ha sido un poder omnímodo y sin límites, que no
sólo ha operado sin ley ni responsabilidad, sin norma no ya establecida, pero
ni aun conocida, sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público,
antes bien ha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. Colmo de
todo ello es que no se ha contentado con mandar a pleno y frenético arbitrio,
«sino que aún le ha sobrado holgura de Poder para insultar líricamente a
personas y cosas colectivas e individuales. No hay punto de la vida española en
que la Dictadura no haya puesto su innoble mano de sayón. (…) Desde Sagunto, la
Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios españoles, y su
política ha consistido en aprovecharlos para su exclusiva comodidad. La frase
que en los edificios del Estado español se ha repetido más veces ésta: «¡En
España no pasa nada!» La cosa es repugnante, repugnante como para vomitar
entera la historia española de los últimos sesenta años; pero nadie
honradamente podrá negar que la frecuencia de esa frase es un hecho. He aquí
los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión
superlativa responder, no más que decretando esta ficción: Aquí no ha pasado
nada. Esta ficción es el Gobierno Berenguer. Pero esta vez se ha equivocado. Se
trataba de dar largas. Se contaba con que pocos meses de gobierno emoliente
bastarían para hacer olvidar a la amnesia celtíbera de los siete años de
Dictadura. (…) Este es el error Berenguer de que la historia hablará. Y como es
irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros
gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos
que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe!
¡Reconstruidlo!
Delenda est Monarchia.- José Ortega y Gasset.
Pacto de San Sebastián
Nota facilitada a la prensa por Indalecio
Prieto
“En el domicilio social de la Unión
Republicana y bajo la presidencia de don Fernando Sasiaín, se reunieron esta
tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel Azaña, por la Alianza Republicana; don
Marcelino Domingo, don Álvaro de Albornoz y don Ángel Galarza, por el Partido
Republicano Radical Socialista; don Niceto Alcalá Zamora y don Miguel Maura, por
la Derecha Liberal Republicana; don Manuel Carrasco Formiguera, por la Acción
Catalana; don Matías Mallol Bosch, por la Acción Republicana de Cataluña; don
Jaime Ayguadé, por el Estat Catalá, y don Santiago Casares Quiroga, por la
Federación Republicana Gallega, entidades que, juntamente con el partido
federal español —el cual, en espera de acuerdos de su próximo Congreso, no
puede enviar ninguna delegación—, integran la totalidad de los elementos
republicanos del país.
A esta reunión asistieron también, invitados
con carácter personal, don Felipe Sánchez Román, don Eduardo Ortega y Gasset y
don Indalecio Prieto, no habiendo podido concurrir don Gregorio Marañón,
ausente en Francia, y de quien se leyó una entusiástica carta de adhesión en
respuesta a la indicación que con el mismo carácter se le hizo.
Examinada la actual situación política, todos
los representantes concurrentes llegaron en la exposición de sus peculiares
puntos de vista a una perfecta coincidencia, la cual quedó inequívocamente
confirmada en la unanimidad con que se tomaron las diversas resoluciones
adoptadas.
La misma absoluta unanimidad hubo al apreciar
la conveniencia de gestionar rápidamente y con ahínco la adhesión de las demás
organizaciones políticas y obreras, que en el acto previo de hoy no estuvieron
representadas para la finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la
acción que sin desmayos pretenden emprender conjuntamente las fuerzas adversas
al actual régimen político. »
Miguel MAURA, Así cayó Alfonso XIII, Méjico, 1962,
pp. 78-79.
Desastre de Annual 1921
Manifestación de San Sebastián 1922
Protectorado español en Marruecos
General Juan Picasso
Caricatura sobre el expediente Picasso
Alfonso XIII junto al Directorio Militar
Acorazado España en el desembarco de Alhucemas
Directorio Civil
Cartel Exposición Iberoamericana de Sevilla
Exposición Universal de Barcelona 1930
Cartel de la Exposición conjunta de Sevilla y Barcelona
Obras de ampliación del puerto de Barcelona
Desarrollo industrial durante la Dictadura de Primo de Rivera
El campeonato nacional de liga comenzó a disputarse en 1928 y es una parte más de la política populista de la Dictadura.
La crisis de 1929 será clave para el futuro de Primo de Rivera y de la monarquía.
General Dámaso Berenguer
Participantes del Pacto de San Sebastián (agosto 1930)
Fermín Galán y García Hernández protagonizaron la sublevación de Jaca (12 de diciembre 1930)
Manuel Azaña en el mitin de Las Ventas para las elecciones municipales de abril de 1931
Mapa con los resultados de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931
Proclamación de la II República en la Puerta del Sol (Madrid) 14 de abril de 1931